cómo distinguir entre ambas

SENSIBILIDAD VS REACTIVIDAD

Hace unos días, en mi ​comunidad de Whatsapp, una usuaria me planteaba la siguiente pregunta: «¿Cómo puede una persona altamente sensible diferenciar entre sensibilidad auténtica y reactividad emocional aprendida por experiencias pasadas?».

De nuevo, debemos comenzar por entender correctamente qué es la sensibilidad de procesamiento sensorial (SPS) o alta sensibilidad. En esta ocasión no lo repetiremos, con pulsar en el enlace de la frase anterior, ya encontraremos información suficiente para comenzar el viaje. Vamos a dar por hecho que todos hemos comprendido el rasgo lo suficiente como para no perdernos en este artículo.

 

SENSIBILIDAD «AUTÉNTICA»

La sensibilidad emocional es una característica humana que varía mucho de una persona a otra. La forma en que cada individuo percibe, procesa y responde emocionalmente a su entorno es distinta. Y sí, existen diferentes personalidades respecto a la sensibilidad. Las diferencias en el grado o tipo de sensibilidad entre personas es algo que las PAS detectamos rápidamente, ya desde la infancia. Y dentro del propio rasgo hay rangos diferenciadores en tres niveles, pero ya hablaremos de eso en otro artículo.

La sensibilidad emocional es una capacidad (sí, capacidad) natural, ni buena ni mala por misma, pero influye muchísimo en cómo se percibe el mundo y la realidad.

Hay estudios que muestran una predisposición genética a ser más o menos sensible. En uno de ellos se encontró que una variante del gen relacionado con el transporte de serotonina, llamado 5-HTTLPR, influye en cómo procesamos lo que nos rodea. Las personas que tienen una versión específica de este gen tienden a ser mucho más sensibles a los estímulos que los demás. 

Pero también el ambiente, la educación, el apego en la infancia, los traumas o el entorno afectivo moldean cómo se expresa esa sensibilidad.

Entendemos que la pregunta formulada por la usuaria del chat se centra justo en esto: en diferenciar la sensibilidad innata del individuo de la reactividad emocional derivada de la impronta de nuestras experiencias, o, más bien, en aprender a distinguir entre ambas.

REactividad emocional «aprendida»

Entendemos que la reactividad emocional “aprendida” se refiere a los mecanismos de defensa o adaptación frente a experiencias pasadas, especialmente aquellas que han sido emocionalmente «complicadas». Estas reacciones no son “incontrolables” por naturaleza, pero se activan de manera automática cuando el sistema nervioso detecta —normalmente de forma inconsciente— señales que interpreta como amenazas, aunque estas no lo sean.

En realidad, nuestro cerebro está recuperando información para que la tengamos en cuenta y protegernos. El problema es que, muchas veces, nos tomamos demasiado en serio nuestros propios pensamientos, sin cuestionar si están realmente en sintonía con la realidad.

¿Pero qué ocurre si una persona ha vivido situaciones humillantes, de rechazo, abandono o sobreexigencia afectiva? Con el tiempo, su mente desarrolla una especie de «mapa interno» que identifica determinados estímulos como peligrosos, aunque en realidad esos estímulos puedan ser positivos o neutros. Así, ante un comentario aparentemente inocente, un cambio de tono, una mirada ambigua o un silencio que se prolonga unas décimas más de lo esperado, la persona puede reaccionar con ansiedad, irritabilidad, bloqueo, culpa o tristeza.

Es habitual que muchas personas altamente sensibles tiendan a tomar como personales algunas actitudes o comentarios ajenos. Y no siempre el origen de esa reacción viene dado por experiencias negativas pasadas infligidas por otras personas. A veces, es la propia PAS quien genera esta reactividad mediante un diálogo interno ultra-autoexigente sostenido a lo largo de su vida. De nuevo, esto daría para otro artículo completo.

Sea como fuere, la experiencia va moldeando nuestra percepción de la realidad. Si de partida eres una persona muy sensible, es comprensible que puedas sentir que todo te afecta más que a otras personas que lo son menos. Por eso, es importante trabajar en la interpretación de los hechos con una perspectiva adecuada. Y, por supuesto, si detectamos que hay algo que está limitando nuestras vidas, acudir al profesional correspondiente es un acto ineludible de responsabilidad.

¿CÓMO DIFERENCIAR?

No hay una propuesta que funcione al 100% con todo el mundo, aunque, gracias a mis años de aprendizaje personal y profesional, me he dado cuenta de algo simple: cuando tratamos de «encontrar» algo y no lo conseguimos, es porque no estamos buscando en el lugar correcto.

¿No he descubierto la pólvora?

Muy cierto, pero esto tan simple que todos entendemos resulta ser lo que la mayoría de las personas hace. Saber dónde y dónde no hay que mirar para encontrar la clave que buscamos es un arte, a veces innato, guiado unas veces por la razón y otras por el instinto, y otras por ambos. Es algo para lo que toda PAS está bastante bien «equipada» de serie. Sin embargo, lo más frecuente es que lo estén utilizando en su contra.

Ejemplo simple y breve más habitual: la persona está triste, no quiere estarlo y, para solucionar su problema, utiliza su lógica racional. ¿Cómo lo hace? Buscando la fuente, el origen de su tristeza, entendiendo que, de ese modo, encontrará la información que necesita para salir de su estado.
A veces funciona, pero ¿por qué otras veces no? Lo resumo:

Condicionamiento y perspectiva: hasta nuestra supuesta lógica racional puede estar condicionada por la experiencia, generando una perspectiva distorsionada de la situación.

Si quiero distinguir entre qué está dictado por mi alta sensibilidad innata y qué no, debería ser capaz de detectar todas las alteraciones que la experiencia vital ha generado sobre ella. Una labor titánica, aunque no imposible, y que nos lleva a un par de respuestas generales: una en forma de pregunta y otra en forma de consejo, para tener muy en cuenta si queremos diferenciar sensibilidad de reactividad condicionada por la experiencia:

¿Estás reaccionando al momento presente o a uno o varios eventos del pasado?

Conócete a fondo para tener la perspectiva correcta.

A destacar:

N

Sensibilidad y reactividad no son lo mismo.

N

La experiencia suele distorsionar nuestras respuestas emocionales.

N

Conocerse bien es esencial para interpretar lo que sentimos con la perspectiva correcta.

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